Todos tenemos la experiencia de habernos sentido ansiosos, nerviosos por algo, o desconectados.
También hemos podido tener pensamientos donde no hemos podido sacarnos algo de la cabeza, nos hemos sentido con culpa o también hemos podido tener un sueño perturbador. Hemos necesitado de la información, o de haber podido lidiar con ello. A veces, ha sido suficiente con cambiar la situación para haber podido cambiar los síntomas. A veces también ha ocurrido que, sin motivo aparente, han surgido a menudo sentimientos de los descritos antes sin razón en este mismo momento. Cualquiera que sea la emoción, creencia oculta negativa persistente que te haya estado molestando, no es la causa del sufrimiento, es el síntoma dando respuesta a una raíz donde se generó el síntoma. Como digo la causa seguramente es la respuesta que se ha generado en pro de lo que hay debajo, no se pudo hacer entonces de otro modo.
Nuestros recuerdos, las emociones experimentadas en aquellas situaciones, y la manera de responder que hemos tenido suelen ser la base tanto de la presencia de síntomas negativos como de tener una buena salud mental.
La diferencia clave está en cómo se han podido procesar o no esos recuerdos, cómo se han podido procesar las emociones vividas en nuestros cuerpos. Si no están del todo procesadas se manifestará la sintomatología en distintas vertientes.
Problemas con las sensaciones de abandono, problemas de intimidad en relaciones, problemas alimentarios, ansiedad, ataques de pánico, etc., son formas en las que se manifiesta ese pasado no resuelto donde aún se mantiene el presente sintomático.
El mensaje de este síntoma es que normalmente hay alguna experiencia que lo ha causado o que está contribuyendo a esa existencia. Está vía de entrada, que se manifiesta a modo de síntoma que genera malestar es un signo de salud, aunque no lo percibamos de esta manera. Es la vía de entrada para poder sanarnos.
Aquí también podemos decir que se puede heredar una predisposición a ciertos estados vulnerables, como a la tendencia de sentirnos más predispuestos a la ansiedad o a la depresión. Éstas se pueden combinar con nuestras experiencias. Cuando algo de este calibre se ha convertido incluso en algo transgeneracional, tenemos la oportunidad de sanarlo y recolocar las cosas en su sitio, pudiendo soltar los patrones enquistados que se heredan.
Algunas personas simplemente necesitarán información para lidiar con un nuevo evento en sus vidas. Otros, sin embargo, reconocen que hay algo más que está impidiendo hacer sus vidas, perturbando su presente, viéndose forzados a hacer algo que no quieren hacer, o son incapaces de hacer algo que les beneficie. Y qué podemos hacer al respecto, ¿por qué actuamos así? Algunos de nosotros somos felices, otros sienten la felicidad en contadas ocasiones, mientras otros no la sienten.
Los patrones negativos más duraderos pueden romperse. Ahora como adultos responsables, y con la información y trabajo personal, tenemos el poder de tomar el control de nosotros mismos, descifrando la función del síntoma, para de esta manera, no penalizarlo, sino aliarnos con la información que nos proporciona sobre nosotros mismos.