¿Problemas para controlar la ira?
Cómo podemos aprender a controlar la ira?
Cómo transformar nuestra ira en asertividad?
No controlar la ira nos trae serios problemas con los demás, a veces en el ámbito familiar y privado y otras veces en el ámbito público o laboral.
La ira es una reacción de ataque que sirve para defendernos, cuando nos sentimos asustados o atacados o nos sentimos acorralados o en peligro. Esto ha sido su origen, luego a lo largo del desarrollo, mientras crecemos, esta reacción se puede volver automática y ante cualquier situación, aunque no represente un peligro real, es como si tuviéramos un piloto automático que hace que explotemos de ira, muchas veces de forma inadecuada y fuera de lugar.
Los demás nos lo reflejan habitualmente con frases como “No sé por qué te pones así”, “No se puede hablar contigo”, “Estás fuera de ti”. Nos ponemos rojos, levantamos el tono de voz, a veces tiramos objetos al suelo y en el peor de los casos podemos hacernos daño o dañar a otros empujando, golpeando. En esos casos nuestro comportamiento se vuelve violento.
Es algo que aprendemos de pequeños o en la adolescencia como una forma de afirmarnos en lo que queremos o necesitamos, de allí las pataletas infantiles o de los adolescentes.
Cómo sabemos si estamos siendo presas de un descontrol de nuestras respuestas de ira?
Como adultos necesitamos ir encontrando formas más adaptativas de gestionar nuestra ira, ya que esta emoción tiene mucha energía y fuerza y es muy necesaria para la vida. Cuando somos adultos, contamos con muchos más recursos para canalizar de forma más adecuada esta emoción, que nos sirve para abrirnos paso en la vida, tomar la iniciativa y atrevernos sin miedo a nuevos desafíos.
A través de una terapia psicológica, podemos aprender a gestionar y controlar nuestras reacciones de ira, nuestras explosiones desproporcionadas, aprendiendo en cambio a expresar nuestros malestares de una forma más adaptativa y asertiva, aprovechando la energía de esta emoción de forma útil.